30 jun 2018

Suecia vs México

El miércoles pasado tuvimos uno de los días más singulares cuando vimos el último partido de la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018 con nuestro jefe que es sueco en SU disco "la Cripta", además otros mexicanos llevaron una botella de tequila así que los retos estaba puestos, un caballito de vodka o uno de tequila para todos los presentes, dependiendo si anotaba Suecia o México respectivamente.

El resultado fue 3 a 0 favor Suecia jajaja así que las risas no faltaron, ni los comentarios amargos por la pérdida de nuestra selección, más en los últimos minutos y para sorpresa de todos Corea de Sur anotó dos goles a Alemania así que nosotros empezamos a cantar porras para Corea sin siquiera verlo mientras seguíamos las actualizaciones de google jaja. Al final los dos suecos y los cinco mexicanos que sufrimos el partido nos abrazamos y comentamos lo felices que estábamos por pasar y al mismo tiempo haber dejado a Alemania atrás, mientras tomábamos un caballito más por cada y en nombre de las naciones que nos unieron por la tarde.

Basta con decir que hace mucho que no tomaba esa cantidad de alcohol, comimos y nos dispersamos para comer, trabajar o pasar el tiempo para volver a ver el partido de Brasil.

24 mar 2018

El idioma de los hermanos

Recuerdo bien mis años de universidad en ellos conocí a muchas personas de todo tipo de ramas, el mundo se te muestra enorme cuando entras a una gran casa de estudios como la UAM, mientras estudiaba mi primer año decidí regresar al movimiento scout y durante mi último año disfruté del rugby. Ambas actividades me dieron algo que la escuela nunca me daría: Hermanos.




Disfruté esos años con el lema "Nada en esta vida se repite bajo las mismas circunstancias, disfruta este momento", "seize the day, carpe diem" decía el Capitán, y tenía razón, no se repitieron. Dejando de lado la nostalgia recuerdo alguna vez durante la primera mitad de nuestros buenos años haber comentado con Eder y con Chente por separado, que había llegado a la conclusión que lo que nos unía tanto era el ejercicio físico, éste nos dotaba de un lenguaje corporal que se convierte en trabajo en equipo inigualable, en cada juego, cada lucha, cada jugada o partido, conoces al de a lado, sabes perfectamente de lo que es capaz, juntos elaboran un idioma único que está hecho únicamente para y entre los integrantes del grupo y que los nuevos tienen que aprender, sabes cuando apoyar, pasar, ir a la derecha, izquierda, no hay nada igual como sentirte respaldado por tu clan o tu equipo, esto también se transfiere a la vida cotidiana cuando te sincronizas para subir a un coche o cocinar la comida, hasta caminando por la calle se da por entendido cuando puede uno rebasar o cruzar y la igualdad de jerarquía que sólo la simpleza de la juventud junto con la amistad dan. Hace mucho tiempo que no nos juntamos, las tradiciones se rompen, y aunque lo hiciéramos otra vez ya no sería lo mismo, todos crecemos y los caminos se separan, las opiniones y/o las carreras empiezan a ser más importantes que los amigos y los silencios, que antes eran inexistentes, ahora dominan abrumadoramente.

Por supuesto nunca he supuesto que no iba a volver a pasar, o mejor dicho, siempre he tenido la esperanza de que me volvería a pasar. Algunos años después estoy en España, trabajando un poco para seguir mi viaje al rededor del mundo y tuve la suerte de conocer a un Nicaragüense, Pablo, que era el jefe de mantenimiento del hostal en el que hago workaway, junto con él, Alex, un ruso que hace todo lo que se relacione con fuerza mientras su cuerpo le dé lo que acostumbró en su juventud, aunque ahora reprochen las articulaciones a sus casi 50 años. Ambos llegaron aquí como indocumentados mas ahora tienen todo en orden, les costó entre 3 a 6 años de trabajo duro solucionar  el terrible error de haber nacido en un país dónde las oportunidades no abundan y pagan poco, entré como "sacador" de sábanas pero con el tiempo fui acercándome o ellos a mi para ayudar en todo lo que un hostal con 200 camas en temporada alta demanda, ahí fue cuando lo volví a sentir, no jugábamos, ni competíamos por una copa, sólo arreglábamos algo aquí, transladábamos cosas para allá, la máxima expresión fue cuando levantamos unas máquinas de principio de siglo para arar campos, ya sólo eran decoración, pesaban más de 200kg, la más pequeña y la más grande superaba los 300kg, fue un desafío de logística, maña y fuerza que superamos con dos minutos de lluvia de ideas, todos estábamos compajinados y para esa vez nos acompañó otro mexicano, Amaury, al que no le costó acoplarse pues este idioma no le era ajeno. Duró poco el equipo, Pablo fue despedido al siguiente día pues no le renovaron contrato y a Alex lo vi una docena de veces más antes de enterarme que había tenido el mismo destino. Por unas semanas volví a sentir eso y me marcó otra vez, es algo tan simple, esa sensación de confianza llamada hermandad.



"Nosotros construimos pirámides, Arturo, no te detengas nunca" Pablo.



El franquismo, la casi extinción del euskera y una pizca de nacionalismo

A veces, cuando platicas con alguien, esa persona te brinda un pedazo de su corazón al contarte algunas de sus historias más íntimas. El pasado o presente de un país, cuando se lee a través de la pantalla, llega a ti frío e inerte pero cuando lo escuchas de una persona mientras la ves a los ojos, todo se vuelve tan vivo que podrías jurar que sientes el calor directamente de las palabras pues ellos estuvieron ahí para sentirlo, su enojo, felicidad, sorpresa, tristeza, su desgracia, te atraviesan y te dejan marcado de por vida sin que puedas hacer nada para evitarlo. La segunda guerra mundial, el franquismo, la caída del muro de Berlín son episodios históricos que siguen vivos hoy en día, leer de ellos o ver videos en Internet no es nada comparado con escuchar historias directamente, esta es la maravilla de viajar.
Un jueves cualquiera mientras estábamos en el voluntariado en San Sebastian, España, en el país vasco (que no es país, sino una región [pero no les digan porque se enojan]), tuve una plática con mi jefa donde me contó la participación de su familia en la guerra civil española.

 

Para los que no sepan: el País Vasco tiene su propia identidad, su idioma (el euskera) y tradiciones muy bien diferenciadas de los dos países que lo rodean (España y Francia), el euskera ha sido hablado desde antes que los romanos sobreviviendo a los siglos y las prohibiciones, de las que puedes informarte mejor aquí o acá. La parte de la historia que nos interesa porque sigue viva es a partir de los 30s del siglo pasado, cuando Franco llega al poder junto con su dictadura y poder militar, el euskera fue prohibido al mismo tiempo que tachado de inservible y arcaico durante algunas generaciones. La guerra civil española fue resultado del pueblo levantándose ante la imposición y la tiranía de Franco, si, así se vivió en la península mas en Euskadi las razones para hacerlo eran de supervivencia, si hablabas euskera te mataban, simple, y muchos no hablaban español, las montañas siempre los habían aislado del resto del país y eran españoles por papel más que por tradiciones comunes.

Ésta fue la época en la que el tío abuelo de mi jefa fue detenido por la policía española y al preguntarle por su nombre e identificación respondió "me llamo Mikel" (nombre vasco), "no, tú te llamas Miguel", "no, me llamo Mikel", "que te llamas Miguel o te cortamos la lengua por vasco", "¡que me llamo Mikel!", lo dejaron tendido en el suelo, convulsionando del dolor y desangrándose mientras le metían en el bolsillo la nueva carta de identificación con su nuevo nombre. Sin lengua no se puede hablar euskera.



Fueron los mismos años en los que el abuelo de esa misma jefa peleó a favor de la dictadura pues el ejercito español pagaba bien y lavaba cerebros mucho mejor, así que muchos hombres, embelesados con promesas de heroísmo se volvieron soldados desde muy jóvenes; claro que años después, el abuelo, volvió a su tierra, fusil en mano, sin pensar realmente en lo que hacía, el entrenamiento había dado sus frutos, hasta que le tocó sentir el escalofrío de ver a su propio hermano, con una gran cicatriz en vez de lengua, y a su primo, a través de la mira de su arma, no los había visto en mucho tiempo, tanto por los años que estuvo fuera como porque los vascos, al verse superados en armamento y número, hacían guerra de guerrillas usando las montañas que conocían muy bien como refugio; el abuelo, dudó sólo unos instantes pero el suficiente tiempo para que su superior lo notara, tal vez le creyeron que no sabía usar el fusil o porque Franco se estaba quedando sin dinero pero no lo mandaron al paredón, se lo llevaron lejos a dónde el conflicto de intereses no fuera un problema y pasó a ser de la Guardia Civil en Andalucía. 


Así es como el euskera había visto siglos pasar manteniéndose viva a lado de pueblos bárbaros, romanos, musulmanes, francos y españoles hasta que una dictadura, con bombardeo nazi incluido, casi la extinguió, las vascos pasaron de hablar euskera en todos sus niveles a sólo entre padres e hijos o ni siquiera eso en un par de decadas, a los vascos les daba vergüenza aceptar que hablaban una lengua que consideraban vieja y en deshuso. Al terminar la dictadura en el 75 y obtener su estatus de región autónoma en el 79 centraron sus esfuerzos en la recuperación cultural de la comunidad en dónde el euskera fungiría como raíces, tronco y estandarte, las pocas escuelas que enseñaban en euskera fueron redescubiertas y vueltas a la vida, se construyeron muchas más, se rescató lo que se pudo para rearmar la cultura vasca con periodicos, libros, canciones en el idioma, se enseñó amor a su tierra mientras que se trataba de superar, sin mucho éxito, el odio a todo lo español, claro, los recuerdos simplemente estaban muy cercanos, las heridas abiertas. El euskera ahora cuenta con un diccionario y reglas escritas, además del uso cotidiano de sus integrantes, las señales de tráfico y vialidad están en euskera y en español, las universidades imparten clases en ambos idiomas y todas las festividades autóctonas son vividas con pasión por todas las generaciones. Sólo 40 años han pasado, qué increíble recuperación.

Eso si, el recuerdo está ahí y los sentimientos de reproche y rechazo también, ellos lo niegan pero los que lo vemos por fuera lo notamos, los chistes en la televisión acerca de estereotipos vascos, catalanes, gallegos o andaluces están a la orden del día, muchos van bastante más allá de un inofensivo chascarrillo. Una día me puse una playera que tenía la bandera española plasmada, ésta era cálida y el día frío, no le tomé la mayor importancia hasta que me dijeron "ostias y tú qué haces con eso puesto?"; cuando salimos de Francia para entrar en España, queríamos tomarnos una foto en el letrero que indica el límite del país como parte de nuestro logro, no lo encontramos por ningún lado, semanas después nos enteramos que cada vez que lo ponen alguien más lo quitaba o vandalizaba  porque "esto no es España, es el País Vasco" dijo la primera persona con la que pudimos hablar español desde hacía mes y medio que nos introducimos a la provincia francesa; una vez he llamado español a dos catalanes diferentes y en ambas ocasiones, les ofendió, uno sólo cambió de semblante callándose algún comentario mientras que el otro me reprochó el querer discriminarlo; a mi jefa, de pequeña, los policías españoles en sus patrullas, seguían al coche familiar, con placas vascas, esperando a que cometieran algún error.

La historia está llena de llamados a la guerra para defender o recobrar la tierra que se siente propia o el dios que se cree verdadero, así que el nacionalismo no es nuevo, tanto da identidad como da conflictos con los extranjeros, hace que una cultura al borde del olvido renazca espectacularmente y en tiempo record pero también te hace creer que lo mejor del mundo acaba en la frontera de tu país o los límites de tu región, puede mejorar tu economía o estancarte en tu zona de confort. El perfecto ejemplo de un arma de dos filos.

18 mar 2018

El contraste salarial

Hoy quiero plasmar lo que he visto al vivir en España respecto al salario.

Estar aquí, trabajar aquí, conocer una nueva sociedad, me ha abierto los ojos tanto como me ha hecho rabiar al respecto, ahora pienso en todo el esfuerzo, todo el tiempo mal pagado a mis hermanos en mi tierra natal, tan rica y tan saqueada. Un trabajo bien remunerado es indispensable en el desarrollo de una sociedad, dinero que el pueblo puede gastar en tener una vida digna, tiempo libre que los haga desarrollarse plenamente, que empleen para reflexionar y ser mejores para sí y para su sociedad; sin embargo para los países pobres, que tienen gobiernos corruptos, dar seguridad social o buenos salarios a su pueblo es lo que menos les importa.

Quiero hablar sobre la disparidad que existe entre España (que es uno de los paises en la Union Europea con menos desarrollo económico) y México, la diferencia con Francia, Alemania, ya ni hablar Noruega es mucho mayor.

Los ejemplos que siempre uso al hablar de esto son: ir al cine y tomar un refresco, cosas cotidianas. Ir al cine aquí, en San Sebastian, en el país vasco, una de las ciudades más caras del país, cuesta entre 4 y 8 € (92 a 184 pesos), dependiendo el cine que elijas, el día y las características de la sala, mientras que en la Ciudad de México cuesta 40 a 160 pesos (1.7 a 6.9 €) con las mismas variables, desde aquí, hay una clara diferencia, ahora piensen en el salario y aquí lo que importa no son las monedas concretamente, sino cuanto tiempo de trabajo, de tu vida, te cuesta conseguir ese dinero, eso es lo realmente importante. En España, el salario mínimo es de 24.53 €/día (564 $/día) con una jornada laboral máxima de 8 h o lo que es lo mismo 3€/h (69$/h), en contraste, México paga 88.36 $/día (3.8€/día) con la misma jornada laboral, dicho directamente, 11$/h (0.47c/h). Así  que para un español que gana el mínimo (cosa que yo nunca he visto en el país vasco) ir al cine le cuesta un poco más de una hora de trabajo, mientras que a su simil mexicano poco menos de cuatro.
Hablar de salario mínimo es una cosa que ayuda pero no retrata completamente la realidad porque la mayoría de la población no es pagada con el salario mínimo en ninguna de las dos ciudades; hablemos de la media, en San Sebastian lo menos que he visto de salario es 6€/h y como media 7 a 10€/h, mientras que en la CDMX serán entre 150 y 300 $/día, o sea, 18.7 a 37 $/h, así mejora el escenario para ambas sociedades, eso si. Lamento añadir que estos últimos datos provienen de mi percepción y por lo tanto están sesgados a los individuos y clase social a los que he tenido alcance en este tiempo, si alguien tiene algún estudio estadístico que ayude a sustentar mejor esta parte, por favor, no dude en ponerlo en los comentarios y si hace los cálculos comparativos, mejor.

Continuemos: para un español promedio ir al cine le cuesta media hora de trabajo mientras que a su semejante mexicano dos horas.

Hablemos de un refresco, en Donostia (el nombre en euskera de la ciudad), una Coca de 600ml cuesta 1.20€ mientras que en México unos 12 pesos, o mejor dicho, cuesta 10 min en el primer caso o 39 min en el segundo, cuatro veces más, así es, muy probablemente con todo el esfuerzo con el que te compraste tu casa, un español pudo comprar cuatro, tu coche, tu comida, tu transporte, ya ni hablemos de días de descanso por ley que ese será otro post, con el que les garantizo, saldrán peor que de éste.

Extra: A raiz de este post hice algunos cálculos extra: ¿qué pasa con la compra de un coche? Para empezar Volkswagen (ni ninguna de las marcas de renombre que se me ocurrió) no ofrece la misma gama de coches en ambos países, así que tomé los precios del modelo Golf 2018 más barato de toda la gama. Así que salido de la agencia, fresco, sin rayones y con kilometraje 0, en España el Golf edition 2018 cuesta 20,395 € (469,085 pesos) y en México el Nuevo Golf 2018 Comfortline, $355,990 (15,478 €). Pero lo que nos importa es el tiempo, así que en el primer caso un español que gana el mínimo puede ir a la agencia y comprar dicho coche después de haber trabajado 832.4 días (2 años y 3 meses), mientras que su igual del otro lado del charco, 4027 días (11 años)

Lo mismo con un libro: Librerías Casa del libro, española, contra Gandhi, mexicana. No tengo ni idea de la razón pero "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes 2" está en ambas páginas principales, así que tomaré ese. 18.95 € o $228, o mejor dicho, 379min (6h 18min, poco menos de una jornada laboral) en España contra 1244 min (20h 44min, dos y media jornadas laborales) en México.


No sé si les pasa como a mi, mi primer sentimiento fue sorpresa para seguir con un ataque de rabia ante la disparidad y para rematar las más pura indignación al pensar en todo el trabajo de mis padres, ahora jubilados, o de mi abuela y lo poco que le rendía su pensión en sus últimos años. Los pensionados europeos pueden comprar una casa en las afueras de las ciudades o dedicarse a viajar en sus caravanas, mientras que muchos pensionados mexicanos no ven un gran cambio en sus vidas y para las generaciones venideras está mucho peor porque la pensión vitalicia ya no existe, "toma tu dinero y adiós, ojalá te alcance", así de agradecido es el sistema laboral mexicano que te niega una vejez digna después de una vida de trabajo mal remunerado.



Fuentes:
Todos los salarios y costos están acordes al mes de Marzo del 2018.

27 sept 2017

La base y la decisión.

Todo comenzó algún día de mediados de agosto del año 2016, yo estaba en la ciudad de México trabajando de taxista, ganándome la vida con cuatro horas de trabajo al día junto al horario y días libres que se me antojaran, siempre y cuando, cumpliera con la renta mensual. Ese era el segundo año de esa vida; mi gata Quiub, el departamento y el mantenimiento del taxi eran mis pocas responsabilidades; una vida que yo escogí por estar libre de estrés al contrario de lo que dictaba la cédula profesional que guardaba en mi cajón. Fueron tiempos en los que mi creatividad afloró y proyectos incontables vieron la luz en el pequeño taller que tenía en la habitación contigua; contaba con el tiempo y dinero suficiente para trabajar, tener un departamento para mi solo, una pareja, mi familia, entrenar/dirigir/guiar/jugar en un equipo que recién acababa de ganar el campeonato estatal, todo eso sin el desgaste, la apatía y el fastidio que caracterizan a las personas de las grandes ciudades, pues con mis 27 años me enorgullecía de no ser el clásico joven que al buscar la vida ésta se le escapa entre todo el papeleo de las facturas, el tiempo libre que tenía se equilibraba con ser relativamente pobre cuando se hablaba de dinero (pero rico cuando se hablaba de vivencias).

Es curioso ese equilibrio, no tenía la alacena llena pero nunca pasaba hambre, salvo cuando algún proyecto se me subía a la cabeza y abarca todo el espacio disponible en ella, incluyendo el reservado para el hambre, y cuando acababa, ya avanzada la tarde, el hambre contraatacaba tan feroz que me carcomía las entrañas, nada que unos tacos no pudieran solucionar; tampoco tenía mucho dinero para salir con amigos, así que no salía todos los fines, ni tampoco me importaba, pues nunca me rodee de los clásicos derrochadores sino de los que les gustan las pláticas bohemias junto con una botella y la interminable buena música que nos saliera del corazón, me rendía para comer, la renta, alguna ida cine, un café o salir a bailar, total, si era necesario, al siguiente día trabajaba un poco más para recuperar lo perdido.

Para el caso, mi vida era muy buena, me encantaba, una chingonería ser joven y tener tiempo y dinero para mis gustos, sin embargo es una vida con pocas ambiciones, cuando eres feliz te quedas quieto y eso empezó a incomodarme en el fondo de mis pensamientos “¿vas a seguir así hasta el final de tus días?”, “¿con que ésta es tu zona de confort, eh?”, “ya me imagino a los 64 con un montón de cachivaches a mi alrededor, todos invenciones mías, con el mejor taller que pudiera imaginar pero eso si, en el mismo lugar de siempre, mi mismo cuarto, mi mismo departamento, diferente gato y ya”. Decidí redirigir mi vida hacia un proyecto que había quedado relegado con el tiempo, viajar en bicicleta y esta vez le daría la vuelta al mundo.